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Todo nos haría suponer que los inmigrantes serían tratados hoy en el Estado de Louisiana, si no como héroes, al menos bajo los lineamientos básicos encontrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos. En especial, cito los artículos 1 y 23, en los que se declara que “todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y “toda persona tiene derecho al trabajo sin discriminación alguna”, respectivamente.
Lamento informar que el senador Vitter no comparte mi opinión, y la semana pasada, por segunda ocasión, luego de su fracasado intento en 2011, ha propuesto nuevamente despojar de la ciudadanía americana a los bebés nacidos en Estados Unidos que no sean hijos de padres ciudadanos o al menos de residentes permanentes. Su propuesta indica que sólo hijos de al menos un padre ciudadano, residente permanente legal, o de un individuo inscrito en las fuerzas armadas, recibiría la ciudadanía estadounidense por nacimiento. ¡Hágame usted el favor!
Asimismo, de acuerdo a los datos del 2014, el estado de Louisiana es segundo, solamente después del estado de Georgia, en órdenes de deportación a trabajadores indocumentados (cifras del “Transactional Records Access Clearinghouse” en la Universidad de Syracuse).
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